Nuestro renovado Programa de Educación Ambiental centrado en el concepto de Ciencia Participativa, ofrece a la comunidad estudiantil de educación básica una experiencia única y transformadora. Con este enfoque innovador, motivamos a niños y niñas a convertirse en pequeños científicos, explorando los aspectos clave de la biología y la conservación del flamenco. ¡De esta manera, estamos inspirando a la próxima generación de defensores del medio ambiente!
Por: David Alonzo – Parra, Elizandy Serrano - Alcocer y Gabriela Méndez - Saint Martin. Fundación Pedro y Elena, A.C. 2025.

Desde 2015, la Fundación Pedro y Elena Hernández ha trabajado de manera constante para fortalecer la educación ambiental y promover los valores humanos destinando recursos para vincular la conservación de los flamencos con los desafíos y prioridades locales. A lo largo de estos años, hemos logrado un impacto significativo en el empoderamiento de las comunidades costeras del norte de Yucatán, creando espacios adecuados para el aprendizaje de los niños y niñas de nivel básico y ampliando su conocimiento sobre los Flamencos, su hábitat y las amenazas que enfrentan para su conservación.
En 2022, formalizamos un convenio de colaboración con la Secretaría de Educación del Estado de Yucatán para poner en marcha el "Programa Educativo: La Ruta del Flamenco". Este programa fue diseñado para que los educadores integren ejemplos locales de la problemática ambiental en sus procesos de enseñanza, brindando así a los niños y niñas una comprensión más profunda y directa sobre la importancia de conservar nuestra biodiversidad y el entorno en el que viven.
Resultados del Programa Educativo: La Ruta del Flamenco (2022-2023)

En el 2024, continuamos con el Programa Educativo “La Ruta del Flamenco”, con un nuevo enfoque, en el que niños, niñas, educadores y padres de familia participan activamente en una experiencia de aprendizaje basada en la ciencia participativa con el objetivo de generar conciencia ambiental y promover el respeto por la naturaleza.


¿Dónde trabajamos?
Las comunidades en las que trabajamos son fundamentales dentro del área de influencia de los hábitats prioritarios de los flamencos en Yucatán. Estos sitios forman parte de una estrategia integral que incluye estudios poblacionales y ecológicos del flamenco, así como acciones dirigidas a enfrentar las amenazas que afronta la especie. El objetivo es generar información que respalde la implementación de marcos normativos, siendo la educación ambiental una pieza clave para fomentar la participación de las comunidades, especialmente a través de los padres y educadores de los niños. Involucrar a las comunidades locales es clave para proteger estos hábitats, fomentando su compromiso por la conservación de los flamencos y sus ecosistemas.
En la Reserva de la Biosfera Ría Celestún, que abarca las comunidades de Isla Arena en Campeche y Celestún en Yucatán, se encuentra la laguna costera de la Ría Celestún, un sitio de gran importancia para la alimentación de los flamencos. La Reserva Estatal El Palmar, donde se localiza la comunidad de Sisal, Yucatán, también juega un papel fundamental en la conservación de la especie. Sin embargo, los flamencos en esta región enfrentan un alto índice de mortalidad debido a ataques de perros ferales y colisiones con tendidos eléctricos. Finalmente, en la Reserva de la Biosfera Ría Lagartos, que incluye las comunidades de San Felipe, Río Lagartos, Las Coloradas y El Cuyo, se encuentra uno de los principales sitios de anidación de flamencos en México, siendo un área de gran importancia para su reproducción y supervivencia.
Cada una de estas comunidades desempeña un papel importante en la protección de los flamencos y su hábitat, siendo vital el esfuerzo conjunto para garantizar su supervivencia y la preservación de estos valiosos ecosistemas.

Educación para la conservación
Con el programa “La Ruta del Flamenco” estamos:
Inspirando a niñas y niños a ser parte activa en el monitoreo de flamencos, fortaleciendo su vínculo con la naturaleza y promoviendo una conciencia ecológica desde temprana edad.
Creando comunidades informadas sobre las amenazas que enfrentan los flamencos y su hábitat.
Pero más que nada, formando a los pequeños guardianes del medio ambiente, quienes, con su entusiasmo y compromiso se convierten en defensores del flamenco y de la naturaleza, asegurando un futuro más sostenible.

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